Cuando vimos a Lovebug por primera vez, apenas podíamos creer lo que veíamos. Había sufrido una herida traumática en la cara que le había cortado la nariz, dejando solo dos pequeños agujeros para que entrara el aire. Estaba en estado de shock, pero se rindió a nosotros, dándonos permiso para tratar de salvar su vida.
Salvar a Lovebug no iba a ser fácil. Su dolor y miedo eran tan intensos que se negaba a comer. La tratamos por el dolor, limpiamos y enjuagamos sus heridas y eliminamos los gusanos de otra herida dolorosa en su pata. Pero incluso con nuestro cuidado, todavía se negaba a comer.
El día 1, teníamos la esperanza de que finalmente comiera. Para el día 2, estábamos cada vez más ansiosos, pero aún así, ninguna comida la tentaba. Para el día 3, seguía negándose a comer y empezábamos a desesperarnos. Pero pudimos ver que todavía estaba demasiado activa para poder alimentarla a través de una vía intravenosa, lo que dificultó aún más las cosas.
Pero el día 4, sucedió algo milagroso. ¡Lovebug finalmente comenzó a comer! Fue una pequeña victoria, pero nos dio la esperanza de que se recuperaría por completo.
Durante las próximas semanas, Lovebug continuó sanando. Sus heridas se cerraron lentamente y comenzó a comer más y más cada día. Su miedo y dolor disminuyeron, y se volvió más y más amorosa y afectuosa con cada día que pasaba.
Estábamos encantados de ver el progreso de Lovebug y sabíamos que se merecía el mejor hogar posible. Así que nos pusimos en contacto con nuestra red de amantes de los animales y encontramos la familia perfecta para ella. se enamoraron de ella de inmediato y le brindaron el amor y el cuidado que necesitaba para prosperar.
La historia de Lovebug es un testimonio del poder del amor, la esperanza y la perseverancia. A pesar de los muchos desafíos que enfrentó, se negó a darse por vencida. Luchó con todo lo que tenía para sobrevivir y encontrar un hogar amoroso. Y estábamos orgullosos de ser parte de su viaje.