Son numerosas las mujeres que han dedicado su vida a la ciencia y a la astronomía. Para reivindicar su labor y aportes, la revista Paralajes, editada por la Unidad de Comunicación y Cultura Científica (UC3) del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), dedicó su edición de 2018 a reivindicar a algunas de las astrónomas más destacadas de la historia.
Hipatía de Alejandría
Hace mil seiscientos años, Hipatia se convirtió en una de las principales académicas del mundo en matemáticas y astronomía. El conocimiento legendario, la modestia y la habilidad para hablar en público de Hipatia florecieron durante la era de la Gran Biblioteca de Alejandría.
A Hypatia se le atribuyen contribuciones a la geometría y la astrometría, y se la considera fundamental en el desarrollo del astrolabio que mide el cielo. “Reserva tu derecho a pensar, porque incluso pensar mal es mejor que no pensar en absoluto”, se le atribuye haber dicho a Hypatia. “Enseñar las supersticiones como verdad es algo terrible”.
Fotografía de NASA
Hipatia es considerada una de las primeras mujeres astrónomas de las que se tiene constancia. Vivió en Alejandría (Egipto) en la segunda mitad del siglo IV y murió en el año 415. Según consta en Paralajes, pasó a la historia ya que junto a su padre enseñaba astronomía y matemáticas y realizaba observaciones astronómicas.
Caroline Herschel
Más cercana en el tiempo, Herschel (1750-1848) marcó un antes y después en la astronomía. De acuerdo a la publicación del IAC, es considerada la primera mujer científica remunerada y fue la primera astrónoma profesional de la corte del rey Jorge III de Inglaterra.
Durante su carrera, esta mujer descubrió tres nuevas nebulosas (nubes brumosas donde se forman las estrellas), ocho cometas y catalogó cada descubrimiento que hizo junto a su hermano. En su cumpleaños número 96 la astrónoma fue premiada con la Medalla de Oro de Ciencia del Rey de Prusia por los logros alcanzados durante su vida, refiere la NASA.
Las “computadoras de Harvard”
Se conoce con este nombre a un grupo de mujeres que, antes de que se inventasen los ordenadores, analizaban manualmente los datos que se obtenían de las observaciones del cielo nocturno. De acuerdo a la información de la revista, los resultados que obtuvieron estas mujeres supusieron numerosos avances y beneficios para la astronomía.
Algunas de ellas fueron: Williamina Fleming, quien descubrió la nebulosa de la Cabeza del Caballo y elaboró el primer Catálogo Draper para clasificar estrellas; y Annie Cannon, quien creó un sistema para organizar las estrellas de las más calientes a las más frías.
Además de ellas, también destacaron Henrietta Leavitt, que encontró aproximadamente 2400 estrellas variables y descubrió el patrón variable de las Cefeidas gracias al cual se pudieron calcular muchas distancias relativas y absolutas entre estrellas; y Cecilia Payne-Gaposchkin, la primera en aplicar las leyes de la Física atómica al estudio de la densidad de los cuerpos estelares y quien concluyó que el hidrógeno y el helio son los dos elementos más comunes del Universo.
Jocelyn Bell-Burnell
Jocelyn Bell (1943-) es una astrónoma irlandesa. Durante sus primeros años en Cambridge asistió en la construcción de un radiotelescopio que iba a ser utilizado para realizar un seguimiento de cuásares. El telescopio entró en operación en 1967. Bell se encargaba de operarlo y analizar los resultados. Gracias a este trabajo la astrónoma detectó la primera evidencia de un púlsar, informa la NASA en su sitio web.